Una noche de enero del 2015, en una Casa de Retiros de Jacksonville, Florida, las notas de una música celestial inundaban la Capilla donde orábamos unos quarenta miembros de varios Nacional Grupos de Liderazgo de USA, integrados por diferentes etnias y lenguas. Esta era una noche especial porque nos disponíamos a firmar la Fomentar el Bautismo en el Espíritu Santo: Alianza de Entendimiento. Habíamos leído y hablado sobre este documento; pero ahora, públicamente, íbamos a comprometernos, mediante una firma, a buscar la unidad.

A los acordes de la música, y velas encendidas, uno por uno caminaba hacia el Altar y allí tomaba el documento y estampaba su firma. Mientras esperaba mi turno, mi corazón palpitaba apresuradamente. Me sentía inundada de sentimientos de gratitud hacia nuestra Renovación Carismática. Con mi firma iba a confirmar la gracia especial que el Señor nos ha dado a través de la experiencia del bautismo en el Espíritu Santo.

Mientras esperaba, pensé en todos los compañeros del camino. Di gracias a Dios por cada uno. Recordé a los que se han alejado o han caído después de tener una experiencia transformadora. Dije una oración por ellos, y le pedí al Señor la oportunidad de buscarlos e invitarlos a volver. Pensé en otros tantos grupos, incluyendo hermanos y hermanas de otras religiones, que comparten con nosotros la misma experiencia del bautismo en el Espíritu Santo. Mi corazón se llenó de regocijo ante el Dios misericordioso que nos ha abrazado a todos con su amor incondicional y transformador.

Mi turno llegó y me puse de pie. Caminé hacia el Altar, al lugar del Sacrificio de la Nueva Alianza, y con mano temblorosa tomé la pluma. Leí una vez más el compromiso que estaba a punto de hacer.

Con decisión, sabiendo lo que hacía, firmé la Alianza de Entendimiento, la cual afirma que el bautismo en el Espíritu Santo es una fuente positiva de unidad, la unidad por la que Jesús oró en Juan 17.

Cruz Teresa Rosero
Miembro del Comité Nacional Hispano