El Comité Ad Hoc de la Conferencia de Obispos de los Estados Unidos para la Renovación Carismática Católica preparó esta declaración con ocasión del trigésimo aniversario de la Renovación Carismática Católica. En marzo de 1997 el Comité Administrativo de la Conferencia Nacional de Obispos Católicos aprobó la publicación de Gracia para una nueva Primavera como una declaración del Ad Hoc Committee para la Renovación Carismática. La declaración está autorizada para su publicación por el subscrito.

Monseñor Dennis M. Schnurr
General Secretary
NCCb/Uscc

GRACIA PARA UNA NUEVA PRIMAVERA

PREFACIO

Como parte de la preparación para el Gran Jubileo del Año 2000, el Santo Padre Juan Pablo II ha pedido a la Iglesia enfocarse en el papel de los carismas del Espíritu Santo. El “Ad Hoc Committee” de la Renovación Carismática Católica sintió que era apropiado emitir una declaración de afirmación, apoyo y exhortación a aquellos que han experimentado los dones y carismas del Espíritu Santo–conocido como bautismo en el Espíritu Santo (Hechos 1,4).

Con ocasión del trigésimo aniversario de la Renovación Carismática Católica en los Estados Unidos, deseamos afirmar el impacto positivo que el Espíritu Santo ha tenido en las vidas de millones de personas y a través de ellos en la vida de la Iglesia.

Ya que nosotros creemos que Dios en su gran amor por su pueblo continúa cumpliendo Su promesa de derramar su Espíritu, hemos titulado esta publicación: “Gracia para una nueva Primavera”. Recordamos las palabras de Pedro en Pentecostés ante su presentimiento del impacto que la unción y el poder del Espíritu Santo tendrían en el futuro: “Porque la promesa es para ustedes y para sus hijos y para todos los extranjeros a los que el Señor llame.” (Hechos 2, 39)

¡Ven, Espíritu Santo, Ven!

PREPARACIÓN PARA EL TERCER MILENIO

Con ocasión del trigésimo aniversario de la Renovación Carismática Católica, así como también del centésimo aniversario de la encíclica del Papa Leo XIII sobre el Espíritu Santo, Divinum Illud, nosotros, el Ad Hoc Committee de los Obispos de los Estados Unidos de la Renovación Carismática, queremos reafirmar otra vez a todos los católicos envueltos en este movimiento del Espíritu Santo de nuestros días. Nosotros, “los animamos en su esfuerzo de renovar la vida de la Iglesia.” (Afirmación Pastoral sobre el Movimiento Católico Carismático, 1984, NCCB/USCC)

Mientras nos preparamos para el Tercer Milenio, como lo llama el Papa Juan Pablo II en su Carta Apostólica, Tertio Millennio Adveniente, nosotros creemos que el Movimiento Carismático Católico está particularmente llamado por Dios a estar con la Iglesia a medida que se prepara para el Gran Jubileo y para los desafíos que enfrenta al llegar el tercer milenio.

En sus treinta años de existencia, la Renovación Carismática Católica ha traído una renovación espiritual a las vidas de millones de sacerdotes, diáconos, religiosos, y católicos laicos. Ha llamado a incontables católicos alejados a reconciliarse con el Señor y con la Iglesia. Ha profundizado el amor por Jesús y por la Iglesia entre la gente joven y entre muchos otros, incluyendo los que nunca asisten a la iglesia.

Así, para nosotros, la Renovación Carismática Católica es una de la señales de esperanza a las que nuestro Santo Padre se refiere cuando habla de “lo presente en la última parte de nuestro siglo” cuando habla de “una gran atención a la voz del Espíritu a través de la aceptación de los carismas y la promoción del laicado.” (Tertio Millennio Adveniente, 46)

Nosotros creemos que “el derrame del Espíritu de Pentecostés en nuestro tiempo” (cf. LLamados y Preparados para el Tercer Milenio, NCCB/USCC) está particularmente presente en la Renovación Carismática Católica y en la gracia del bautismo del Espíritu Santo.

RENOVACIÓN CARISMÁTICA CATÓLICA

Ya en 1969, nosotros afirmamos los buenos frutos de la Renovación. Nuestro Santo Padre y las Conferencias de los Obispos han dado testimonio de frutos abundantes. En 1984 nosotros escribimos:

“En cuanto que la Renovación se apropia de lo que es céntrico en la realidad permanente del Evangelio, no se puede dejarla en la periferie de la vida de la Iglesia….La Renovación da testimonio de la Buena Nueva la cual es central, no opcional: la alianza del amor del Padre, del señorío de Jesús, el poder del Espíritu, la vida sacramental y comunitaria, los carismas y la necesidad de evangelización.”

El Movimiento Carismático Católico es, como el Papa Juan Pablo II dijo en 1979, “Una señal del Espíritu en acción….(y) un componente muy importante en la renovación total de la Iglesia.”

IMPACTO DE LA RENOVACIÓN EN TODA LA IGLESIA

El impacto de la Renovación Carismática en toda la Iglesia ha sido significante. La Renovación ha alimentado la llamada de todos a la santidad como un regalo del Espíritu Santo y ha ayudado a la Iglesia a ser más consciente de la presencia del E.S. y a esperar más vivamente sus acciones junto con sus dones carismáticos. La Renovación Carismática ha llevado al pueblo de Dios a un reavivamiento del ministerio de sanación, animando al pueblo -laicos y clero- a orar por los enfermos con fe y expectación.

La Renovación ha renovado la apreciación por la alabanza en la oración individual y comunal y ha enriquecido la Iglesia con muchos músicos con talento, ministerios de música, y compositores. La Renovación ha demostrado un compromiso serio con el Papa, con los Obispos, y con las enseñanzas ortodoxas. Las vocaciones al sacerdocio, al diaconado, y la vida religiosa han sido fomentadas. Ha identificado y desarrollado los dones de los laicos quienes están sirviendo hoy en una gran variedad de ministerios eclesiales; por ejemplo, en la liturgia, educación religiosa, ministerio de jóvenes, y ministerios para la transformación del mundo.

LA RENOVACIÓN CARISMÁTICA HOY

Entre las áreas en las cuales la Renovación continúa haciendo un impacto hoy son las respuestas a la llamada del Santo Padre a una “nueva evangelización,” el aumento en la conciencia del papel de María en la Iglesia y en las vidas individuales, y en el ecumenismo.

NUEVA EVANGELIZACIÓN

La Renovación cumple su misión cuando llena de reflexión y oración alcanza la vida de muchos, tanto de los que van a la iglesia como de los que no van, todos aquellos que no tienen una relación personal con Jesucristo. “Las comunidades enriquecidas con carismas han dado a la Iglesia en este país y en todo el mundo una multitud de evangelizadores comprometidos y eficaces, que han llevado el Evangelio a personas y lugares que de otra manera no hubieran tenido la esperanza de escuchar la Buena Noticia.” (Reinflamando la Llama, p. 13)

Los testimonios de vidas vividas bajo el Mandato de Jesucristo y de fervientes católicos que hablan a otros acerca de Jesús y del poder del Espíritu Santo siempre han sido y continuarán siendo una parte esencial de la Renovación Carismática Católica y un fruto del Bautismo del Espíritu Santo.

El Bautismo en el Espíritu Santo da poder a los individuos y a la Iglesia para cumplir su misión en el mundo: la proclamación del señorío de Jesús y de su poder para transformar la sociedad.

MARÍA

La devoción Mariana y su imitación auténtica tiene una dimensión creciente en la Renovación Carismática Católica en los Estados Unidos. María, la Madre de la Iglesia, quien fue cobijada bajo la sombra del Espíritu Santo, “cuando llegó la plenitud de los tiempos” (Gal 4,4) llevará a “los hombres y mujeres del nuevo milenio hacia Aquel que es “la luz verdadera que ilumina a todo hombre” (Jn.1,9).” (Tertio, 59) Es así que con gran anticipación nosotros hemos encontrado en la Renovación esta concientización feliz de la relación de María con el Espíritu Santo.

ECUMENISMO

En este momento de nuestra historia, el Señor también nos ha llamado a una profunda concientización de la fragilidad del Cuerpo de Cristo. En 1995 el Santo Padre emitió su Encíclica doceava, Ut Unum Sint (Que todos sean uno), en la cual él decía claramente que la Iglesia Católica está comprometida “irrevocablemente a seguir el camino de la aventura ecuménica, escuchando al Espíritu del Señor, quien enseña al pueblo a interpretar cuidadosamente las `señales de los tiempos’” (# 3)

Creemos que el Espíritu Santo se ha derramado en nuestros días para traer unidad al Cuerpo de Cristo por el cual nuestro Señor oró (Jn. 17:21). Así, los esfuerzos por un ecumenismo auténtico–ejemplo, los Congresos del Espíritu Santo y de Evangelización Mundial que se han tenido en Nueva Orleans (1987), en Indianápolis (1990), y Orlando (1995), son algunos de los grandes frutos de la Renovación Carismática Católica. Como dijimos en 1984, “vemos en la Renovación Carismática Católica una fuerza ecuménica en la cual nos regocijamos.”

BAUTISMO EN EL ESPÍRITU SANTO

En los Sacramentos de Iniciación experimentamos la acción del Dios Trinitario. En lo que se refiere a la Tercera Persona de la Trinidad, en el Bautismo nos convertimos en templos del Espíritu Santo; en la Eucaristía compartimos el Cuerpo y la Sangre de Jesús a través del poder del Espíritu Santo; en la Confirmación somos ungidos con los dones y carismas del Espíritu Santo para ser testigos de Jesucristo. Con esta afirmación, queremos no solamente afirmar los frutos buenos de la Renovación Carismática Católica, sino también afirmar la gracia que está en el corazón de esta Renovación, la cual llamamos bautismo en el Espíritu Santo, o efusión plena del Espíritu Santo, como algunos prefirirían.

El bautismo del Espíritu Santo, experimentado en la Renovación Carismática, hace a Jesús conocido y amado como Señor y Salvador, establece o reestablece una relación inmediata con todas las personas de la Trinidad, y lleva a una transformación interna que afecta toda la vida cristiana. Hay una vida nueva y una nueva conciencia de la presencia y del poder de Dios. Es una experiencia de la gracia la cual toca cada dimensión de la vida de la Iglesia: adoración, predicación, enseñanza, ministerio, evangelización, oración, espiritualidad, servicio y comunidad. Debido a esto, es nuestra convicción que el bautismo en el Espíritu Santo, entendido como el experimentar la presencia y acción del Espíritu Santo recibida en la iniciación cristiana, y manifestada en una serie de carismas, incluyendo aquellos asociados con la Renovación Carismática Católica, es parte de la vida normal cristiana.

EXHORTACIÓN PASTORAL

Exhortamos a la Iglesia completa a reflexionar y a abrazar el bautismo en el Espíritu Santo “como la fuerza para una transformación personal y comunitaria con todas las gracias y carismas necesarios para la edificación de la Iglesia y para nuestra misión en el mundo” (Reinflamando la LLama, p. 29)

Queremos también animar a aquellos en la Renovación a continuar para que traigan a la Iglesia una conciencia del Espíritu Santo y de sus dones a la Iglesia; a fomentar una devoción balanceada a María; a enseñar y a crecer en el discernimiento de experiencias espirituales, y a continuar en fiel cooperación con la visión y misión de la Iglesia local a la cual servimos. Compartiendo su vida, la Renovación puede ser un ejemplo y agente de fomentación de comunidades cristianas en la Iglesia. A través de la Cruz y de “abrazar el misterio pascual” (Llamados y dotados para el Tercer Milenio, p.24), la Renovación puede profundizar la “vida en el Espíritu.”

Exhortamos a los líderes de la Renovación Carismática Católica a trabajar por la unidad de las varias corrientes de esta Renovación.

Finalmente, conscientes de las necesidades y preocupaciones pastorales, queremos apoyar el Comité de Servicio Nacional y los varios comités étnicos de servicio nacional que han surgido en los años recientes; enlaces diocesanos y su Asociación de Enlaces Diocesanos; las varias cadenas de comunidades de alianza, tales como las Comunidades Carismáticas Católicas de Cofradía Carismática Católica de Comunidades y Comuniones; y otros que proveen liderazgo en la Renovación.

CONCLUSIÓN

En 1975 Leon Joseph Cardenal Suenens convenció al Papa Pablo VI acerca del valor de la Renovación para la Iglesia y continuó ofreciendo su guía a través de los documentos del principio, llamados Documentos Malines. Aun recientemente, hace cinco años, él ofreció su sabiduría a la Renovación en la Conferencia Nacional Carismática Católica de 1992, cuando, a través de un video, él nos animó a abrirnos completamente al poder de Dios, enfatizando que hoy más que nunca el mundo necesita el testimonio de gente abierta al Espíritu.

Es la convicción del Santo Padre y de nosotros que debemos mantenermos firmes en el umbral de una “nueva primavera para la Cristiandad.”

En Tertio Millennio Adveniente, el Papa Juan Pablo II afirma que esta “nueva primavera de la vida Cristiana será revelada por el Gran Jubileo si los cristianos son dóciles a la acción del Espíritu Santo” (# 18), y él exhorta a sus “hermanos venerables en el episcopado y las comunidades eclesiales confiadas” a nosotros a abrir nuestros “corazones al movimiento del Espíritu” (# 59)

Así, en el espíritu del Cardenal Suenens y de nuestro Santo Padre Juan Pablo II, decimos otra vez, con gran entusiasmo y acción de gracias, que en la Renovación Carismática Católica y en la gracia del bautismo en el Espíritu Santo vemos el derrame de Dios en un nuevo Pentecostés. Ësta es una bendición para la Iglesia y para el mundo a medida que nos acercamos a la celebración del cumpleaños 2000 del Señor y del comienzo del Tercer Milenio de la Cristiandad.