por Charles Whitehead

Este fascículo es una versión editada de una plática dada a alrededor de 700 líderes de la Renovación Católica Carismática de todo el mundo, el 19 de Septiembre de 2003 en el Centro Focolare de Castelgandolfo, Italia. Me pidieron que me refiriera a la siguiente pregunta: “¿Cuál es la naturaleza de la Renovación Católica Carismática?” Es una pregunta muy importante, porque mientras pasa el tiempo, es muy fácil que se pierda la visión original, asimismo las ideas y prácticas por las cuales el Espíritu Santo se derramó abundantemente, disimuladamente tengan poca o nada de conexión con lo que hemos llamado la Renovación Católica Carismática. Siempre debemos estar atentos a fin de que no distorsionemos o interpretemos mal lo que Dios está haciendo.

Muchos de los siguientes puntos de vista no serán nuevos para aquellos en el liderazgo de la Renovación Carismática, pero pueden no estar de acuerdo con todos ellos. Algunas de las preguntas podrán ser de poca importancia en ciertos países o situaciones concretas y es posible que pase por alto cosas que ustedes consideren de mucha importancia. ¿Por qué es probable que esto ocurra? Porque ciertamente aunque mientras todos somos miembros de la Iglesia Católica, hay diferencias culturales e históricas entre nosotros.

Estas diferencias pueden ser evidentes en pequeñas o grandes formas, y la misma verdad puede tener gran variedad de expresiones. Lo que se hace en un país puede no ser lo apropiado en otro y la forma en que experimentamos la Iglesia es a menudo diferente. Los estilos y estructuras del liderazgo en la Renovación Carismática varían de un país a otro, y nuestras relaciones con cada uno y con la jerarquía pueden ser formales y estructurales, o muy abiertas e informales.

No estoy sugiriendo que una forma es la correcta y la otra incorrecta – el caso es que a menudo son diferentes simplemente porque nuestras circunstancias no son las mismas. Todo lo que digo es producto de mi entendimiento y experiencia durante ya casi treinta años de este regalo asombroso y maravilloso de Dios. Mientras escribo acerca de la Renovación Católica Carismática, estoy conciente que estoy tratando con algo sumamente precioso y muy cercano al corazón de Dios. Estoy caminando sobre tierra santa y lo hago con reverencia.

Algunas veces me referiré a “La Renovación Católica Carismática”, y algunas otras para acortar, la mencionaré como “La Renovación Carismática” o “La Renovación”. En el contexto de este fascículo todas estas expresiones se refieren a lo mismo. Voy a tratar de contestar diez preguntas que frecuentemente se hacen acerca de la Renovación Católica Carismática y quiero comenzar con las más elementales.

¿QUÉ QUEREMOS DECIR POR “RENOVACIÓN”?

El diccionario Oxford de inglés nos da la siguiente definición sobre la palabra “renovación”: “Entre los cristianos carismáticos, el estado o proceso de ser renovados en el Espíritu Santo”. La Renovación es un proceso durante el cual, normalmente empieza con un acontecimiento.

Dios siempre esta haciendo cosas nuevas en nuestras vidas y cada cristiano necesita de esta continua renovación. Mientras reflexiona sobre mi primera pregunta, por favor mire hacia su propia vida y si usted esta experimentando el trabajo renovador del Espíritu, trate de responder lo siguiente:

  • ¿Qué cosa nueva esta haciendo el Señor en mi vida?
  • ¿Cómo era antes de que empezara a experimentar la renovación en el Espíritu Santo?
  • ¿Qué me ha ocurrido?

¿Cómo sucedió la renovación en el Espíritu Santo? ¿Fue porque asistimos a una conferencia, a un curso especial o a un programa? Por supuesto que el Señor usa conferencias, cursos y programas, pero nadie es “renovado” excepto por un acto soberano de Dios, que toca nuestras vidas con el poder de su Santo Espíritu y nos transforma. En realidad, la renovación es un estado y un proceso. Esta transformación y poderosa acción del Espíritu Santo es lo que queremos decir cuando nos referimos a la “Renovación”.

Así es que mi segunda pregunta es:

¿QUÉ ES LA RENOVACIÓN CATÓLICA CARISMÁTICA?

Es un trabajo soberano del Espíritu Santo entre los cristianos católicos – no algo que poseemos o controlamos – por medio del cual recibimos instrucciones de entregar nuestras vidas a Dios y devolverle el poder. Evidentemente es un claro acto deliberado de rendición en el que invitamos al Espíritu Santo a que tome el control de nuestras vidas. Permitimos que Dios sea Dios y que trabaje en nosotros a través del Espíritu Santo. Por eso pensar que la Renovación es nuestra para controlar, es correr el riesgo de caer en el mismo pecado de Adán y Eva – querer ser como dioses (Génesis 3, 5). La Renovación Carismática es un trabajo de Dios, no del hombre.

Profundicemos esta pregunta más detalladamente. Cuando me convertí en Presidente del ICCRS (Servicios Internacionales de la Renovación Católica Carismática) en 1990, uno de los primeros retos fue trabajar con otros formulando nuestros estatutos. Como parte de este proceso teníamos que explicar la Renovación Católica Carismática, escogimos las siguientes descripciones, comenzando con lo que no es.

  • La Renovación Católica Carismática no es solo un movimiento unificado mundial como otros.
  • No tiene un fundador o grupo de fundadores como otros movimientos – es un acto soberano del Espíritu Santo.
  • No tiene cursos formales de iniciación o lista de socios.

 

Habiendo dicho lo que no es, trataremos de decir lo que es.

 

  • Es una gran colección diversa de individuos, grupos, ministerios y actividades, a menudo muy independientes uno del otro, con diferentes etapas, formas de desarrollo y énfasis discrepantes. Una de las características de la Renovación Carismática es la variedad enorme de expresiones y ministerios, todos inspirados por el Espíritu Santo y movidos con su poder, los cuales tiene bajo su protección.

 

  • Mientras nos especializamos en relaciones e interconexiones en lugar de estructuras, nosotros sin embargo, compartimos la misma experiencia fundamental de la poderosa presencia del Espíritu Santo, y tenemos las mismas metas generales. Nuestros modelos de relaciones informales deben encontrarse a niveles locales, diocesanos, nacionales e internacionales. Estas relaciones son a menudo caracterizadas por la libre asociación, dialogo y colaboración.

 

  • En mi experiencia, muchos grupos sienten ser parte de una gran familia carismática. Por su misma naturaleza están relacionados unos con otros, aunque no ven la necesidad de integrar un orden estructural carismático localmente o nacionalmente – ellos saben que son completamente parte de la Iglesia y eso es suficiente.

 

Esto nos trae a una importante parte de nuestra respuesta a la pregunta acerca de la naturaleza de la Renovación.

 

La Renovación Católica Carismática no existe para crear mas o mayores grupos, ni para construir grandes organizaciones. No, nuestro deseo simplemente es el de ayudar a otros a tener sus vidas cristianas renovadas de la misma forma en que hemos sido renovados. Alguna organización puede ser necesaria para facilitar el trabajo del Espíritu – pero debe mantenerse a la mínima.

 

Este deseo simple de ver vidas renovadas es reflejo de nuestro acercamiento al liderazgo. La naturaleza del liderazgo en la Renovación es para ofrecer servicio, no para exigir obediencia y conformidad. Los líderes son reconocidos por los dones de Dios, y a través de varios procedimientos diferentes son llamados a servir. Para los líderes de la Renovación no se requieren calificaciones especiales para ir avanzando o ascendiendo. El liderazgo es visto como don así como también una habilidad. Algunos son simplemente invitados para tomar el liderazgo, otros son elegidos o designados para hacerlo. Algunos se auto-eligen porque tienen la visión y compromiso de iniciar un grupo nuevo o ministerio. No hay un solo procedimiento correcto, y generalmente no existe jerarquía formal. La Renovación siempre esta bajo el cuidado pastoral del Obispo local. La falta de estructura formal algunas veces puede llevarnos a desacuerdos y problemas, y el Obispo local puede decidir imponer particulares procedimientos si las dificultades surgen. Cuado es requerido, los estatutos pueden ser otorgados, por consiguiente se le esta dando al grupo, comunidad o comité de servicio, estatus jurídico en el que se especifica su estructura, miembros y misión en conformidad con el Derecho Canónico.

 

Todas estas características diversas en expresiones y en el liderazgo son la experiencia que en la mayoría de países distinguen a la Renovación Católica Carismática tan diferente de otros movimientos eclesiales. Esto puede ser tanto su fuerza como su debilidad, pero lo que llama la atención es el hecho de que la Renovación no es obra del hombre ni humanamente ordenada. Viene directamente de la soberanía de Dios. También debemos resaltar el hecho de que el trabajo del Espíritu Santo puede algunas veces parecernos desordenado. Aún así, debemos resistir la tentación de ponerlo en orden, aunque nuestras muy informales e imprecisas estructuras a menudo hagan difícil para otros cuerpos eclesiales relacionarse con nosotros – particularmente porque no tenemos una sola voz para todos los asuntos.

 

Pero desordenado como puede ser, ninguna iniciativa de raíces de Dios en la Iglesia alguna vez ha ido tan lejos, tan rápido o tan poderosamente cono la Renovación Católica Carismática. Esto se debe al trabajo directo del Espíritu santo, no del hombre. Millones de vidas han sido transformadas, trayéndoles fe renovada, visión y; encendiendo el fuego del amor y del celo para servir al Señor y su pueblo. Se estima que el día de hoy hay 120 millones de personas que darán testimonio sobre la experiencia de un cambio de vida por el Espíritu Santo a través de su contacto con la Renovación Católica Carismática. El Papa Paulo VI se refirió notablemente a la Renovación como “una oportunidad para la iglesia y para el mundo”. Es exactamente eso, pero tristemente es también una oportunidad que solo unos pocos han aceptado.

 

 

Para ir más allá en el desarrollo de la respuesta sobre lo que es la Renovación Católica Carismática, déjeme poner la pregunta de otra manera.

 

¿CÓMO DESCRIBIRÍA USTED ESTA RENOVACIÓN?

 

Vamos nuevamente a comenzar con lo que no es:-

  • No es un movimiento en el sentido de una estructura organizada como otros dentro de la Iglesia.
  • No es una regla de vida u organización escrita.
  • No es una devoción especial al Espíritu Santo.
  • No es solo una red de grupos de oración o comunidades.
  • No es una extraña espiritualidad nueva que sea solo para algunas personas en particular (algunos dirán “peculiar”). Alzar nuestras manos en oración no es un signo litúrgico requerido – esto sucede espontáneamente por lo que Dios ha hecho en nuestros corazones.
  • No es algo a lo que uno decide unirse, como un club.

¿ENTONCES CÓMO PODEMOS DESCRIBIR LO QUE ES?

 

Es una experiencia personal de la presencia y del poder del Espíritu Santo, quien renueva las gracias de nuestro bautismo. El Espíritu Santo no solo enciende el fuego sobre todo lo que ya hemos recibido, sino que viene de nuevo con todo su poder para dotarnos de sus dones para servir y llevar a cabo nuestra misión.

 

No hay personas especiales o superiores en la Iglesia llamadas “carismáticas” – pero hay millones de hombres y mujeres ordinarios quienes han sido renovados “carismáticamente”, en otras palabras; por la acción del Espíritu Santo. El Cardenal Suenens nos recuerda que la cristiandad carismática es cristiandad normal, porque la Iglesia en sí misma es carismática y supuestamente no estábamos para vivir nunca una vida cristiana sin la total presencia y poder del Espíritu Santo. Tristemente muchos cristianos todavía intentan hacer esto. Así pues la meta de la Renovación es la de llevar la vida del Espíritu Santo a cada rincón de la Iglesia llevándola a la vida de todo hombre y mujer cristiano.

 

 

La Renovación existe para ayudar a la gente a tener una Nueva Vida en el poder del Espíritu, no llevarlos dentro de algo llamado La Renovación Católica Carismática. Somos renovados cuando nos abrimos a Dios y aceptamos lo que nos ofrece – la plenitud de su Santo Espíritu, no hay otro camino. Esto es obra de Dios, no nuestra y es El quién controla y dirige. Esto significa que por nuestra misma naturaleza somos diferentes de otros movimientos eclesiales.

 

En 1996, el Cardenal Suenens escribió:

“Para interpretar la Renovación como un ‘movimiento’ entre otros movimientos es malinterpretar su naturaleza; es un movimiento del Espíritu ofrecido a toda la Iglesia y destinado a rejuvenecer cada parte de la vida de la Iglesia.”

 

Por supuesto hay una forma en la cual la Renovación Católica Carismática toma ciertas apariencias externas de un movimiento – por ejemplo Comités Diocesanos o Nacionales de Servicio, Coordinadores Regionales o Nacionales y particularmente grupos sirviendo o asistiendo la Renovación. Pero tales estructuras solo existen para facilitar el trabajo del Espíritu Santo y no están ahí para seguir sus propias ideas o edificar sus propios reinos.

 

La Renovación se trata en primer lugar de mí y Dios – debo hacer una decisión conciente de aceptar lo que Él me ofrece. ¿El resultado? Mi fe cobra vida. No tiene nada que ver con mis planes, mis ideas o mis meritos. Todo tiene que ver con el amor, la misericordia y el poder de Dios. El regalo es Dios mismo – se nos da en plenitud y de forma maravillosa. A través de la gracia de la Renovación, una subnormal o cristiandad heredada se transforma en una vida total y activa de fe vivida en el poder del Espíritu Santo. Entramos a vivir una relación con Jesús y nos abandonamos a la dirección del Espíritu Santo.

 

Esta gracia de la Renovación ha sido descrita de numerosas formas diferentes:

  • El Bautismo en el Espíritu Santo
  • La Liberación del Espíritu Santo
  • El derramamiento o “efusión” de Espíritu Santo.

En el Credo proclamamos que “creemos en el Espíritu Santo, Señor y Dador de vida”. El bautismo en el Espíritu Santo es la forma de recibir esa vida – es un canal de gracia disponible para todos. Lo que decimos no es la cosa mas importante – lo que es importante es en lo que creemos y recibimos.

Ahora algunas palabras de advertencia. La Renovación Católica Carismática no tiene el monopolio de esta gracia, no nos pertenece. Es Dios quien la otorga al que elige. Todos necesitamos llenarnos y re-llenarnos con el Espíritu Santo, San Pablo en su carta a los Efesios en el capítulo 5 versículo 8 expresa esta verdad con estas palabras “Sean llenados con el Espíritu…” Significa literalmente que debemos de mantenernos siendo llenados. La Renovación Carismática es un canal efectivo para esta gracia, aunque el Señor alcanza esta necesidad de refrescarse y ser llenados con el poder del Espíritu igualmente a través de otros canales. Así que si empezamos a pensar que en la Renovación de alguna forma somos superiores a otros porque hemos sido bautizados en el Espíritu Santo, y por consiguiente somos los únicos por quienes esta gracia puede ser canalizada, estamos equivocados. Hemos fallado para entender la naturaleza de Dios – el otorga esta gracia dentro y fuera de la Renovación Católica Carismática, independientemente de lo sorprendidos que pudiéramos estar por algunos de los canales que el escoge, deberíamos estar encantados y gozosos de su bondad.

 

También deberíamos estar atentos para no dar ninguna impresión de elitismo – que hay cristianos de primera o segunda clase, aquellos que son bautizados y aquellos que no lo son. El Bautismo en el Espíritu Santo se ofrece a todos, y esto no nos convierte en súper cristianos – es un don que nos hace mas útiles.

 

Esto nos trae a mi cuarta pregunta:-

¿CUANDO DECIMOS QUE LA RENOVACIÓN ES UNA GRACIA PARA LA IGLESIA ENTERA, QUE QUEREMOS DECIR?

 

Es una gracia que esta disponible gratuitamente para todos, y la Renovación nunca debe ser identificado con alguna agrupación de la Iglesia – tradicional, progresiva, liberal o conservadora. La gracia es para todos y no puede ser limitada por asociarla con algún grupo en particular. Debemos ser cautelosos de no ser vistos juzgando a otros, diciéndoles lo que deberían estar haciendo o decirle a la Iglesia como debería de actuar. Por supuesto que somos llamados a ser profetas cuando proclamamos las verdades del Evangelio, y a dar testimonio del cambio de vida por medio del Espíritu Santo, pero no debemos tratar de usar la Renovación para juzgar a otros o apoyar nuestros propios puntos de vista. Debemos aprender a seguir al Espíritu en todo lo que hace y dice.

 

La Renovación Carismática no es como otros grupos o movimientos en los cuales dan mucho de su tiempo para su propio crecimiento y éxito. No nos corresponde a nosotros preocuparnos acerca de si la Renovación Católica Carismática progresa o falla, con la condición de que seamos obedientes y fieles a lo que Dios nos esta pidiendo. No nos pertenece el Bautismo en el Espíritu Santo – es un don de Dios para su Iglesia. Así pues debemos de enfocarnos en cumplir con la voluntad de Dios en su Iglesia y para nosotros – para ti y para mi. Aquí estamos para hacer su voluntad, no la nuestra, y nosotros no tenemos que entender todo lo que el esta haciendo. Somos llamados para ser fieles, no necesariamente exitosos a los ojos del mundo.

 

Así es que cuando decimos que la Renovación Carismática es para la Iglesia entera, significa que es para el clero, religiosos y laicos. No debe ser dominada por los laicos, impidiendo así el ejercicio ministerial propio del clero como pastores y padres espirituales. No debe ser controlado por el clero, imposibilitando así que los laicos ejerciten los dones y carismas que Dios les ha dado para servir a los demás y a Dios. Todos debemos dar tiempo y usar nuestros dones para ayudar en el crecimiento espiritual de otros. La Renovación Católica Carismática es claramente un regalo para la Iglesia entera.

 

Todo el mundo necesita el poder del Espíritu Santo y nosotros podemos ayudar a que otros lo reciban porque sabemos por experiencia lo mucho que el Padre quiere derramar su Santo Espíritu. Así como dijo Jesús: “¡Cuanto más el Padre del Cielo dará Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan!” (Lucas 11, 9-15).

 

Hemos sido llamados para señalar aquellos recursos espirituales olvidados los cuales están disponibles para todos nosotros, mismos que necesitan se apropiados para que así la gente puede crecer en confianza y ser habilitados para hacer cosas con y para Dios y su pueblo.

 

Así pues mi quinta pregunta es:

¿QUÉ HAY SOBRE LAS METAS U OBJETIVOS DE LA RENOVACIÓN CATÓLICA CARISMÁTICA?

Las metas de la Renovación Católica Carismática son las mismas metas y objetivos de la Iglesia misma, y se encuentran muy bien descritos en el preámbulo de los Estatutos del ICCRS. La Renovación busca la conversión, salvación y santificación de toda la gente y su unificación dentro de una asamblea efectiva del pueblo de Dios (tomado de otra declaración del ICCRS). La Renovación Católica Carismática quiere ver cada trabajo en la Iglesia sustentado en el discernimiento de los propósitos y planes de Dios y no en nuestras propias ideas. He dicho ya que queremos ver vidas transformadas por el poder del Espíritu Santo, aunque mientras la Renovación pone especial énfasis en el papel del Espíritu, también esta centrada en Dios nuestro Padre y en Jesús su Hijo, nuestro Señor y Salvador. Es una Renovación Trinitaria.

 

Por esta razón se trata también de las cosas esenciales en la vida cristiana.

  • La necesidad de conocer a Dios como Padre cariñoso y misericordioso (Romanos 8, 14- 16).
  • La necesidad de una relación personal con Jesús como Señor y Salvador (1 Corintios 12, 3).
  • La necesidad de la presencia poderosa y morada interior del Espíritu Santo (Hechos 1, 4-5.8).
  • La importancia de las Escrituras (2 Timoteo 3, 16-17) y los Sacramentos (Catecismo de la Iglesia Católica números 1131-1134).
  • El llamado para la oración, alabanza y adoración de Dios (Hechos 2, 42-47).
  • La importancia de los carismas o dones del Espíritu Santo, para ayudarnos a servir en la Iglesia (1Corintios 12, 4-11).
  • La necesidad de edificar la Comunidad (Hechos 2, 42-47).
  • La comisión de evangelizar y ser testigos (Hechos 1,8; Mateo 28, 19-20).

 

Necesitamos estar seguros de que nos concentramos en estos puntos esenciales, lo básico de nuestra fe y no hacer que nuestra atención se concentre en practicar una nueva o particular devoción. Buenas como pueden ser, nuestras devociones privadas son una elección personal y no deben ser promovidas como parte del la Renovación Católica Carismática. Esto puede provocar confusión, y distraernos de ofrecer nuestro principal don a la Iglesia. Puede causar que nos identifiquen con otros grupos con diferentes objetivos y propósitos. Las prácticas de devociones particulares no serán normalmente parte de nuestras reuniones carismáticas de oración, pero son perfectamente apropiadas en otras situaciones.

 

¿EN QUÉ DISTINGUE A LA RENOVACIÓN CATÓLICA CARIMÁTICA DE OTROS GRUPOS EN LA IGLESIA?

 La característica distintiva de la Renovación Católica Carismática es el entendimiento del papel del Espíritu Santo en la Iglesia y que no ha cambiado desde los primeros siglos. Hoy podemos experimentar su efusión, su poder y sus carismas de la misma forma en que fue experimentado por los primeros cristianos. Esta experiencia debiera ser normal para la Iglesia de hoy. La prueba de la autenticidad de esta experiencia no depende primordialmente de un análisis de la experiencia misma, sino más bien en el estudio de sus efectos en las vidas de los individuos. En muchas declaraciones sobre la Renovación Católica Carismática, la Iglesia ha comentado de los buenos frutos que ha encontrado. ¡Los frutos hablan fuerte!

 

 

Así que nuestra séptima pregunta debe ser:-

¿QUÉ SON LAS COSAS MAS IMPORTANTES QUE HACEMOS?

¿CÚALES SON NUESTROS REGALOS PARA LA IGLESIA?

 

Estoy convencido que por mucho nuestro más importante regalo para la Iglesia es el Bautismo en el Espíritu Santo. Como escribió el Cardenal Suenens en 196: “El alma de la Renovación – El Bautismo en el Espíritu – Es la gracia refrescante de Pentecostés ofrecida a todos los cristianos”. Esta gracia nos conducirá a una personal y viva relación con Dios – Padre, Hijo y Espíritu Santo – y nos ayudara a buscar la santidad. Con el bautismo en el Espíritu Santo, vienen los dones espirituales o carismas, mismos que el Concilio Vaticano Segundo nos recuerda que son “muy conformes y útiles a las necesidades de la Iglesia” (Lumen Gentium 12).

 

  • Entre los otros dones que tenemos para ofrecer están la oración, alabanza y adoración con el poder del carisma de lenguas.
  • De igual importancia es nuestra fe expectante – confiamos en que Dios va a actuar. Tristemente esta expectativa comúnmente se pierde en la Iglesia – muchos tienen la fe del credo pero no esperanza en que el Señor hará algo
  • La Renovación ha restaurado para la Iglesia la convicción de que el Señor sana y obra milagrosamente a través de gente ordinaria, hemos visto muchas sanaciones por medio de la oración e imposición de manos. Pero debemos también admitir que son muchas mas las ocasiones cuando la gente no ha sido sanada. No sabemos porque el Señor sana a unos y a otros no, pero sabemos que debemos perseverar en oración por quienes están enfermos.
  • Otros regalos que aportamos a la Iglesia son el sentido de alegría y celebración – ¡es apasionante ser Cristiano hoy!
  • Deseamos de ser testigos, seguros de saber que somos impulsados por la Nueva Evangelización y para servir – hemos recibido todo lo que necesitamos para proclamar a Cristo.
  • La Renovación Carismática ha ayudado a reavivar una de las virtudes teologales – la esperanza. Millones de personas saben ahora que pueden confiar en las promesas de Dios – el es fiel.
  • Otro don importante que traemos es nuestra voz profética en la Iglesia y en el mundo. El don carismático de la profecía es uno de los caminos con los que Dios nos habla y en nuestra sociedad egoísta y materialista, desesperadamente necesitamos oír su voz. Hemos sido llamados tanto para hablar como actuar proféticamente.
  • Debido a que el Espíritu esta muy vivo en nosotros, también nos damos cuenta de la necesidad de la intercesión y del combate espiritual. A través del Espíritu Santo entendemos que hay una continua batalla espiritual y somos parte de ella – reconocemos la presencia de los espíritus malignos así como la del Espíritu Santo. Por consiguiente tenemos el papel y la tarea de defender la Iglesia contra el poder del maligno, mientras esos que no se dan cuenta de la batalla espiritual, nada pueden hacer.
  • Finalmente, pero de ninguna manera de menos importancia, el Espíritu nos ha dado preocupación por que haya justicia, paz y servicios sociales. Estas cosas son elementales y nos sentimos llamados para darles una mayor importancia. Sabemos también que debemos ser tanto prácticos, como espirituales.

 

¿QUÉ DESAFÍOS TENEMOS POR DELANTE?

 El Peligro del Compromiso

Hay siempre la tentación de tratar de mejor aceptados por otros hablando menos de esas cosas que ellos encuentran incomodas. ¿A que cosas me refiero? Bautismo en el Espíritu, Lenguas, Profecía, Sanación, Evangelización. Nunca debemos ceder a esta tentación – somos llamados a ser proféticos y la vida del profeta no es fácil. Somos llamados para servir en la Iglesia y los carismas que hemos recibido son auténticamente católicos, así que aunque debemos ser sensibles con los demás no tenemos excusas para comprometernos. No debemos regresar a la seguridad de los viejos caminos, podríamos arriesgarnos a oír las mismas palabras que San Pablo dijo a los Gálatas: “¡Carismáticos tontos! ¿Fue porque practicaron la ley que recibieron el Espíritu, o porque creyeron lo que se les predico? ¿Son lo suficientemente tontos para acabar con observancias externas lo que comenzó en el Espíritu?”

 

Institución y Carisma

Entonces debemos asegurarnos de que haya un balance saludable y cuidado entre lo carismático y las dimensiones institucionales de la vida de la Iglesia. El Magisterio esta ahí para guiarnos – debemos ser fieles a la Iglesia. Primero somos católicos, y luego carismáticos. No hay competencia entre la dimensión institucional y carismática en la vida de la Iglesia – son coesenciales. Necesitamos la formación de la Iglesia y debemos evitar el peligro de ser guiados solo por revelaciones personales supernaturales. Debemos ser cautelosos de no convertirnos en mentes estrechas o introspectivas; elevemos nuestra mirada para ver la gran imagen en la Iglesia y en el mundo. Sin la institución faltaría el buen orden y las cosas serían caóticas, pero son la dimensión carismática habría muy poca vida en la Iglesia. Necesitamos ambas.

La Jornada Ecuménica

Sabemos que la Iglesia esta comprometida con la jornada ecuménica, el Papa Paulo VI y el Papa Juan Pablo II, han enfatizado sobre la importancia de nuestra contribución al ecumenismo. Porque compartimos la experiencia del Bautismo en el Espíritu Santo con Protestantes, Pentecostales y Cristianos Sin Denominación, tenemos un parte esencial en la edificación de una sólida amistad ecuménica. Pero para lograrlo, primero debemos estar seguros de nuestra identidad Católica. Primero somos católicos y luego ecuménicos.

 

Competencia y División

No debe haber competencia entre nosotros o con otros grupos de la Iglesia. En muchos países nuestra historia no es algo de lo cual podemos estar orgullosos, más bien algo de lo cual debemos arrepentirnos. Todavía hay muchas divisiones dentro de la Renovación Católica Carismática – esto debilita nuestro testimonio en la Iglesia. Debemos ocuparnos de nuestras divisiones.

El Pecado del Orgullo

Finalmente, debemos de estar siempre en guardia contra el orgullo. Dios ha derramado sus dones sobre nosotros no por que los mereciéramos, sino porque son necesarios para servir a los demás. Debemos aceptarlos con humildad y usarlos como nos lo indica. Nunca debemos olvidar que ser bautizado en el Espíritu es darse cuenta en todo lo que debemos vivir, no por nosotros mismos ni por nuestros esfuerzos, sino que de Dios proviene la vida y el poder de Cristo, disponible para nosotros a través del Espíritu Santo.

 

¿DÓNDE ESTAMOS AHORA DESPUES DE 36 AÑOS?

 

Hoy nos encontramos humildemente en el corazón de la vida de la Iglesia – somos aceptados como miembros de la familia. No somos para-iglesia en algún lugar de los alrededores – estamos en el corazón palpitante de la Iglesia. Y si alguna vez dudamos esto, lo único que tenemos que hacer es leer lo que el Papa Paulo VI y el Papa Juan Pablo II han dicho sobre la Renovación Católica Carismática (ver “Entonces Pedro se Levanto” publicado por el ICCRS).

 

El ICCRS (Servicios Internacionales de la Renovación Católica Carismática) es reconocido por la Santa Sede como un cuerpo para la promoción de la Renovación Católica Carismática con una personalidad jurídica de conformidad con el número 116 del Canon. La mayoría de las Conferencias Episcopales han reconocido a la Renovación Católica Carismática de una forma u otra, y algunos Comités Nacionales de Servicio y Comunidades han preguntado por los Estatutos y se los han concedido. Así es que hemos pasado de la infancia y adolescencia a la madurez de la mediana edad– ahora tenemos 36 años de edad. No hemos perdido nuestro celo juvenil – permanecemos entusiastas y comprometidos – pero somos menos superficiales y menos inocentes. Hemos sido llamados por Su Santidad Juan Pablo II para la “madurez eclesial”, lo que significa ocupar un papel importante dentro de la vida de la Iglesia. Hemos afrontado decepciones, y muchas de nuestras expectativas permanecen sin realizarse. Ahora sabemos que la mayoría de la gente no esta preparada para arriesgarse a abrazar la plenitud de la vida en el Espíritu, no importa lo que podamos hacer o decir. Debemos perseverar en la oración y aceptar que Dios es el único que puede cambiarlos.

 

Hemos experimentado la presencia y el poder sobrenatural del Espíritu Santo actuando en nosotros y a través de nosotros – ahora sabemos quienes somos en Cristo y lo que él ha hecho por nosotros. Tenemos algunos grandes testimonios para dar. Hemos visto cosas asombrosas que suceden a nuestro alrededor – personas que sanan, vidas transformadas, espiritualidad muerta que vuelve a la vida, las personas más difíciles convertirse en las más maravillosas. Hemos cometido muchos errores, pero ahora somos más sabios y hemos aprendido de ellos.

 

Entendemos la importancia de la buena enseñanza y formación para participar aún más plenamente en la vida de la Iglesia. Sabemos muy bien que nuestro llamado es especialmente para enseñar y ministrar el Bautismo en el Espíritu Santo. Este es nuestro principal carisma para la Iglesia ­– es una gracia particular otorgada a la Renovación Católica Carismática. Sabemos también que en el pensamiento del Papa Juan Pablo II estamos en primera línea, proclamando el Evangelio con nuestros hermanos y hermanas de las nuevas comunidades y movimientos eclesiales. En la vigilia de Pentecostés de 1998, afuera de la Basílica de San Pedro, él nos dio una misión:

 

“Hoy, desde esta plaza, Cristo os repite a cada uno: «Id al mundo entero y predicad el Evangelio a toda la creación» (Marcos 16, 15). Él cuenta con cada uno de vosotros. La Iglesia cuenta con vosotros. El Señor os asegura: «Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» (Mateo 28, 10). Estoy con vosotros. ¡Amén!”

 

Vamos a emprender esta misión en unidad con los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades, pero asegurémonos de que al hacerlo permanezcamos proféticos y carismáticos. ¿Qué utilidad tiene la Renovación Carismática sin los carismas? Sería como sal que ha perdido su sabor – “Ya no sirve para nada más que para ser tirada afuera y pisoteada por los hombres.” (Mateo 5, 13)

 

 

Así que hemos llegado a mi pregunta final. Como uno de los líderes en esta obra maestra de Dios, es una pregunta que me he hecho a mi mismo muchas veces:

 

¿MI LIDERAZGO EN LA RENOVACIÓN CARISMÁTICA ES ALGO QUE PUEDA DEJAR CUANDO SIENTA QUE YA HE DADO SUFICIENTE?

Yo no creo que el llamado de Dios sea algo que podemos tomar o dejar a nuestro antojo. No nos corresponde pretender devolver a Dios su unción. No existe tal cosa como “jubilación” para un cristiano. Por supuesto que de vez en cuando nos movemos de una posición de responsabilidad a otra – quizás a un nivel inferior. Algún día Dios puede pedirnos que dejemos el liderazgo – pero quien decide es él, no nosotros. Pero es nuestra responsabilidad preparar nuevos líderes y darles posiciones de responsabilidad para que la obra pueda continuar. Hemos sido encomendados para algo verdaderamente extraordinario. Es un don de Dios para nosotros – no es nuestro para controlarlo ni hacer de el lo que queramos, o devolvérselo. Cuando nos cansemos, recordemos estas palabras de aliento del profeta Isaías:

 

“¿Es que no lo sabías? ¿O es que no lo has oído? Dios eterno, Yahvé, creador de la tierra y hasta sus bordes, no se cansa ni se fatiga; imposible escrutar su inteligencia. Que al cansado da vigor, y al que no tiene fuerzas la energía le acrecienta. Los jóvenes se cansan, se fatigan, los valientes tropiezan y vacilan, mientras que a los que esperan en Yahvé él les renovará el vigor, subirán con alas como de águilas, correrán sin fatigarse y andarán sin cansarse.” (Isaías 40, 28-31).

 

Nuestra responsabilidad es vivir esta gracia de la Renovación Carismática tan plenamente como podamos, confiando en el Señor y compartiendo con todo el mundo lo que encontramos. Como escribió San Pablo a Timoteo “Por eso te recomiendo que reavives el carisma de Dios que está en ti por la imposición de mis manos” (2 Timoteo 1, 6). Cuando caminamos en la voluntad de Dios estamos en paz. Cristo murió para darnos libertad – aceptemos su refrescante regalo todos los días y caminemos con él en el poder y la libertad de su Santo Espíritu.

 

  • Hacer esto significa cambiar mi egoísmo por Dios, obras por fe y la ley por el Espíritu.
  • Significa escuchar diariamente la voz y dirección del Espíritu Santo.
  • Significa hacer todo en el poder del Espíritu, no en el nuestro y hacerlo todo para la gloria de Dios.
  • Significa darle el poder y control de nuevo a Dios.

 

Como Zacarías nos recuerda: “No cuentan el valor ni la fuerza, sino sólo mi Espíritu -dice el Señor.” (Zacarías 4, 6).

 

Caminar en el Espíritu es caminar en el amor, la libertad y el poder de Dios, no del hombre. Dios mediante espero hacer esto por el resto de mi vida, y espero que ustedes en sus propios países alrededor del mundo continúen haciéndolo también, hasta que un día confío en que todos escucharemos esas maravillosas palabras: “¡Bien, siervo bueno y fiel!, …entra en el gozo de tu señor.” (Mateo 21, 21)

 

 

 

 

 

 

¿Cuál es la naturaleza de la
Renovación Católica Carismática?

por Charles Whitehead

 

Charles Whitehead es el Presidente del Comité Nacional de Servicio para la Renovación Católica Carismática en el Reino Unido y fue presidente del ICCRS (Servicios Internacionales de la Renovación Católica Carismática) por 10 años. El y su esposa Anglicana, Sue, han estado involucrados en la Renovación Carismática por casi 30 años. Ellos viven en Gerrards Cross y tienen cuatro hijos ya adultos.

Una publicación especial de Good News.

Traducido al español por José Luis (Pepe) Romero

 

Para mayor información sobre la Renovación Católica Carismática y sus actividades favor de contactar a:

National Service Committee
Chariscenter USA
PO Box 628
Locust Grove, VA 22508
1-800-338-2445 or fax 540-972-0627
Email: chariscenter@nsc-chariscenter.org
Website: www.nsc-chariscenter.org

 

International Catholic Charismatic Renewal Services(ICCRS)

Palazzo Della Cancelleria, 00120 Vatican City.
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